Mallorca es una tierra rica en variedades autóctonas que en los últimos años se han revalorizado gracias al esfuerzo de muchas bodegas de la isla para elaborar vinos singulares, diferentes a los vinos comerciales del resto del mundo. De las cuarenta variedades locales, principalmente se elabora vino a partir de las variedades de uva negra como manto negro, callet, fogoneu y gorgollassa; y a partir de blancas como prensal o moll, giró ros y malvasía de Banyalbufar.
El manto negro se cultiva sobre todo en Binissalem y da unos vinos de graduación alta y cuerpo mediano con aromas a fruta madura. El callet es una planta rústica y poco vigorosa que produce vinos de graduación mediana, coloración rojiza y aromas excepcionales de sotobosque. El fogoneu es una variedad que básicamente está en la comarca del Llevant y da vinos de baja graduación y aroma leve. La gorgollassa, junto con el giró ros y la malvasía, es una variedad que estuvo a punto de desaparecer pero que se recuperó y hoy en día su cultivo está en expansión. Sus vinos son de baja graduación, de coloración granate, muy afrutados y suaves y ligeros en boca.
La variedad blanca más cultivada en la isla es el prensal, una cepa de alta producción, de uva larga y graduación mediana que produce vinos afrutados. La malvasía, tradicionalmente cultivada en la zona norte, da unos vinos muy aromáticos, de alto contenido alcohólico y buena acidez. Usada tanto para los vinos secos como los dulces. Y el giró ros da vinos de alta graduación, buena acidez y de gran intensidad en boca.
